Recuerdo que cuando era chico, jugaba afuera de mi casa por horas. Con mis vecinos trepábamos árboles y hacíamos nuevos amigos todo el tiempo y hace poco caí en la cuenta de cuánta confianza era necesaria para eso. Mis padres confiaban en las personas, en los vecinos, en mis amiguitos del barrio y sobre todo en mí. Esa confianza, sin dudas marcó por completo mi infancia influyendo en quien soy hoy.
Tras años de dedicarme a investigar y desarrollar redes de trabajo y cooperación entre personas, hoy me doy cuenta que ese recuerdo que parece tan lejano me sigue acompañando en mi día a día porque para mí la confianza es el componente fundamental de nuestra vida social y de nuestros vínculos con otros. La confianza puede ser difícil de lograr. Es dinámica y sobre todo, es indispensable.
Uno de los mayores logros alcanzados desde que tengo la responsabilidad de dirigir “La Casa de Funes”, es haber creado un espacio de trabajo que tiende puentes entre el sector público y privado. Cada vez que surge un proyecto tanto emprendedores como empresarios se sorprenden de nuestras metodologías de trabajo y cómo codo a codo nos esforzamos para que sus ideas se vuelvan una realidad.
Muchos de ellos nos cuentan que han ido a otras ciudades y se han visto derrotados por la burocracia, mientras que en Funes los recibimos con los brazos abiertos.
Con cada proyecto que ayudamos a concretar, Funes tiene más inversiones y más puestos de trabajo que hoy son una realidad y están a la vista de todos.
Hoy crecemos juntos como ciudad , hoy generamos oportunidades, hoy generamos CONFIANZA.